Casquete de red

El otro día os enseñaba el Everknit Top que hice para la hija de una amiga. Pues bien, hoy vuelvo con otra cosita que le hice a esa misma chica. Se trata de un casquete de malla o gorro de malla o gorro de red. Vamos, que lo podéis llamar como queráis.

Allá por marzo, cuando tejí el top, mi amiga me comentó que le había comprado un vestido monísimo a la hija, blanco con un estampado en dorado y ¿bronce?, no sé, os dejo foto al final y ya decidís de qué colores se trata. El caso es que el vestido lo compró por Internet y en la misma tienda vio un gorrito de este estilo que le pareció muy mono para la niña. Ya sabéis cómo va esto, buscas las cosas, vas marcando, añades al carrito, ay que yo tenía un descuento por suscribirme, buscas el código, metes el código, pones dirección, le das confirmar pedido y pagar y justo en ese momento, cuando te llega el correo de confirmación, te das cuenta de que pediste el vestido, pero no el gorrito.

No sé si esto le pasa a más gente, pero a mí sí me ha pasado, alguna vez me he dejado algo atrás y no me dado cuenta hasta después de confirmar el pedido. Incluso me ha pasado de pedir cosas por duplicado por darle dos veces a añadir al carrito sin querer. Yo pensaba que solo me pasaba a mí, pero cuando mi amiga me contó su aventura ya me sentí algo mejor, no porque le hubiera pasado, sino porque no estoy sola en estas meteduras de pata. Lo sé, lo sé, mal de muchos, consuelo de tontos, pero consuelo al fin y al cabo.

Pues eso, que me contó su aventura y me enseñó el gorrito. Eso te lo hago yo, tranquila. Reviso mi alijo lanero y te digo.

Fui sacando ovillos y ovillos de diferentes colores y grosores y mandado fotos y fotos y más fotos. Todos le gustaban y no se decidía. La saturé. Tengo que aprender a controlarme, lo sé, yo me emociono y puedo llegar a ser muy intensa. El caso es que cuando estábamos revisando las fotos y empezando con el descarte para escoger me acordé de mi kimono Deba y de la chaqueta aire de mi madre, ambas prendas tejidas con Lino Flamé 3 cabos de Casasol. Me había sobrado así que los restos tenían que estar en algún sitio.

El tono dorado del hilo le iba genial con el estampado del vestido. Hasta lo tengo en bronce de cuando hice mi Satawal y también le quedaría bien. Decidimos probar con el dorado y luego, si a la niña le gustaba el casquete y quería otro lo hacíamos en bronce.

Es un proyecto sencillito que se hace en un par de horas, no tiene mucha ciencia. Hice un par de pruebas para la coronilla porque la primera no me gustó mucho, pero el resto ya salió del tirón. No seguí ningún patrón, es punto red con aumentos al principio para ir dando forma al casquete y luego sin aumentos hasta alcanzar la medida deseada. Un par de vueltitas en punto bajo para rematar y conchitas para darle el toque chic del verano.

Desde marzo llevo viendo estos casquetes en todas partes, en campañas publicitarias, en comercios (tenían uno parecido en Stradivarius), pero no lo he visto en la calle, no se lo he visto a nadie. Para ser la gran tendencia del verano a mi ciudad parece que no llegó. O eso o no me muevo por los círculos de la gente de moda que va marcando tendencia.

En fin, en los últimos 10 días ha sido como una explosión de gorritos de red en Instagram, toda diseñadora que se precie está sacando su versión, así que si os gusta esta tendencia ya no hay excusas, lo tenéis facilísimo, pero daos prisa que el verano se está acabando.

No hay más que contar, proyecto sencillito, a la destinataria le gustó y le combina genial con el vestido.

Os dejo con el reportaje fotográfico.

Y aquí, la niña:

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