Pues nada, que se nos termina otro año más. Hay que ver cómo pasa el tiempo, eh. Yo sigo con la racha rara con el blog, no consigo coger carrerilla y no será por no tener cosas para enseñaros, que tengo mi Drive a tope con carpetas de fotos de proyectos que aun no os he enseñado por aquí. Sigo con mi propósito de ponerme al día con el blog, aunque está claro que no estoy teniendo mucho éxito con este propósito. A ver si poco a poco voy sacando ratitos para sentarme a escribir. Y si no, pues habrá que resignarse y nos tendremos que conformar con la versión reducida que os enseño en Instagram. No es lo mismo, lo sé, a mí me encanta enrollarme y contaros mil anécdotas aquí, pero el tiempo es el que es y no se puede estirar. A ver, viendo el número de publicaciones no me he prodigado mucho este año, no hay muchas, pero sí hay más que el año pasado, dos más. No es para echar cohetes, pero sí es un cambio de tendencia, el número de publicaciones anuales ha dejado de disminuir. Eso debe ser una buena señal, ¿no? Sí, tiene que ser una buena señal. Aunque viendo el número quizá no sea tan buena, 13 publicaciones. Trece, mal número si no crece.
En fin, dejemos de lado supersticiones y disertaciones que no nos llevan a nada, vamos a lo que vamos, que después de varias publicaciones de muñecos, llaveros, y cositas varias de ganchillo, hoy toca chal, más concretamente hoy toca Chal Jujuy de Joji Locatelli.